lunes, 5 de enero de 2015

Colaboraciones: RUFUS de Ángel Zurdo

"Groucho Marx" by Andre Vandal (CC BY-ND-NC)
Rufus T.Firefly era sin duda un tipo peculiar. En la hilarante película "Sopa de ganso" de los Hermanos Marx, era capaz de declarar una guerra al país vecino sólo porque había fantaseado con que iban a negarle un apretón de manos. "¡Más madera!" parece gritar el mismo Rufus en el relato de Ángel Zurdo. Y es que este relato no solo comparte con el filme el genial  personaje creado por Groucho, sino que además nos da una nueva visión del conflicto entre Libertonia y Sylvania. Para que os hagáis una idea, nos hallamos ante el documento secreto que otorga luz a las desavenencias entre los dos países.

No os digo más. Disfrutad de el humor irreverente de esta historia, tal y como ya hizo "la parte contratante de la primera parte..."

P.D.: Este relato pertenece a la saga de las seis palabras (egoísmo, congoja, escapulario, rinoplastia, onanismo y gratitud) del que ya hemos colgado "Juanetes", "Las vicisitudes de Obdulio" y "Carolina Vs. the Hipster".
Por cierto, si no habéis visto la película de los Marx, no sé a qué estáis esperando.

Seis Palabras (III) - "Rufus" un documento desclasificado por Ángel Zurdo

RE: El Congreso médico.

Señor Presidente del Gobierno de Libertonia, permítame que me atreva a dirigirme a Vd. Lo hago para darle traslado directo de los hechos acontecidos durante la clausura del XXV Congreso de Medicina Regenerativa y de los cuales, muy a pesar mío fui testigo. Créame, aunque yo no fuera sino un obligado espectador de los hechos que voy a narrar, me causa cierta congoja hacerle partícipe de lo que ocurrió.

Tanta, que para hacerlo, mientras escribo estas pocas líneas, lo hago con el pequeño escapulario que conservo en recuerdo de mi madre asido con firmeza por mi siniestra mano y el cilicio fuertemente abrazado a mi mortal carne.

La velada empezó con la intervención del representante de Sylvania:

En primer lugar, quiero expresar mi gratitud a nuestra benefactora, la señora Teasedale…”
"Moc, moc"
"Si Pinky, ya sé que tu también quieres mostrar tu agradecimiento a Gloria, pero aparta tus manos de sus cinceladas glorias. O por lo menos deja sitio para las mías. "

Pese a semejante comienzo de discurso, nadie podría haber imaginado que aquel venerable miembro, ni más ni menos que el comisionado de Sylvania para nuestra prestigiosa asociación médica, fuera a clausurar aquel memorable acto de aquella manera tan egoísta y extravagante. La verdad es que en principio me extrañó que el orador no tomara la palabra puesto en pie, también era rara su falta de escenificación, la falta de acompañamiento gestual de la disertación, así como la extraña agitación que parecía remover la parte visible de su cuerpo. No menos insólito era el ajetreo que parecía conmover a toda la mesa presidencial. Sin embargo, nunca hubiera pensado que todo aquel respetable acto fuera a culminar de aquella manera tan irrespetuosa e irreverente, con aquella muestra tan clara de egoísmo. Y sin embargo, así pasó, tal y como lo cuento. Después de una disertación un tanto errática y carente de sentido, el Sr. Cicollini, dando por concluida la misma, dio paso a las notas del Sagrado Himno Nacional de Libertonia para, junto con los primeros acordes, arrodillarse sobre la mesa sacudiendo manualmente su órgano desnudo al tiempo que descargaba sobre el tablero principal. Lo peor (siendo esto ya absolutamente execrable) es que su acto fue secundado por toda la presidencia y tanto sus componentes como la Sra. Teasedale terminaron entre estertores y medio desvaídos sobre la superficie del ultrajado mobiliario, convirtiendo aquello en un depravado espectáculo de onanismo exhibicionista.

Por si todo ello no fuera suficiente, cuando intenté detener a los autores de la felonía, no obtuve sino un bocinazo en plena nariz que me ha deparado una obligada rinoplastia. Aún así, traté de encabezar la persecución, pero sus autores, subidos a un sidecar de moto, lograron escapar.

Este testimonio con el que, pleno de indignación y vergüenza ajena, hago públicos estos repugnantes acontecimientos, no tiene otro sentido que pedir justicia y que todo el peso de la ley recaiga sobre los autores de los mismos. De otra manera, si permitimos que actos tan repudiables como los anteriormente explicados, no reciban el máximo castigo, la Justicia en Libertonia (y vean que lo escribo con mayúsculas) quedará por siempre en entredicho y será objeto de mofa y bufa en todo el mundo civilizado.

Pido por ello que Sylvania devuelva a los felones inmediatamente a nuestro territorio para ser severamente castigados por la ofensa cometida sobre nuestra amada Patria de Libertonia. Y si la vecina nación de Sylvania, decidiese convertirse en refugio de personajes de tal calaña, no veo otro modo de restaurar nuestro honor que no sea con la declaración de guerra.

¡POR LIBERTONIA!

Rufus T. Firefly

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